"Si tengo un lío con la ley, no me fío de mi primo el que hizo dos años de Derecho: contrato a un abogado. Si tengo piedras en el riñón, no me conformo con mi vecino el que ve House: voy al médico. Pero para traducir al inglés la carta de mi restaurante, no me hace falta ni mi colega el que estuvo en Londres una semana: ¡tengo el traductor de Google!"
Esto fue lo que debió pensar el dueño de un restaurante del centro de Córdoba en el que he estado este fin de semana.Porque si no, no me explico que en la carta de postres, "Pudin de pasas" estuviera traducido como "Pudin of you happen (pass)". Así, tal cual. Sin anestesia.
Mi primera reacción fue reírme, pero luego me dio pena porque me percato día a día de lo increíblemente infravalorada que está mi (futura) profesión. ¿Un traductor? ¿Para qué hace falta gastarse el dinero en un traductor? ¿Es necesario?
Entendedme: sé que no hace falta haber estudiado traducción para no incurrir en errores tan sangrantes como ese, pero también sé que contratar a un traductor es algo MUY barato y que garantiza un producto de calidad. Es el producto de una persona que
a) Conoce y maneja con facilidad el idioma meta (en este caso, inglés)
b) Conoce y maneja con maestría el idioma origen (en este caso, español)
c) Sabe documentarse (guardó aquel link al glosario cuatrilingüe sobre tipos de solapa de bolsillos y otros muchos que parecían igual de inútiles y luego le salvaron la vida).
d) Trabaja eficazmente. Y con eficazmente me refiero a muy rápido aun estando bajo mucha, mucha presión.
e) Con suerte, se ha especializado en la materia que está traduciendo. (Sí, lo sabe todo acerca de la miocardiopatía dilatada).
e) SORPRESA! Ha estudiado para ello. Igual que el médico o el abogado.
Tal vez no sea comparable, pero al fin y al cabo el traductor es un profesional al que, por cierto, le puedes reclamar un trabajo mal hecho, igual que harías con cualquier otro profesional al que has pagado.
CONCLUSIÓN: Si tienes un negocio, si vives de tener clientes y tu restaurante está en el centro de una ciudad hiper turística, plantéate si merece la pena contratar a un traductor para algo tan "trivial" como que tu clientela extranjera entienda la carta. Es algo relativamente necesario.