Ella era una chica normal. Morena, estatura media, muy mona. Muy risueña. Pues bien. Me soltó así como así:
- Yo sé que he nacido para cambiar el mundo. Lo he sabido siempre, voy a cambiar el mundo.
Me quedé pasmada. Ahí es nada, vaya historia personal, cambiar el mundo.
Sobre la pantalla donde lo escribo, veo que puede sonar arrogante. "He nacido para cambiar el mundo". Qué egolatría, ¿no?
Pues no.
Solo con esos ojos, solo con esa edad, solo con ese convencimiento humilde, una persona puede decir eso y sonar a sinceridad.
Me removió por dentro y no me la quito de la cabeza... Creo que es porque no hace mucho, yo era esa niña de ojos brillantes y seguridad férrea en "cambiar el mundo". No sabía con qué, no sabía cómo, pero sabía que lo haría.
Como en "El Alquimista", el mundo me ha ido poniendo pegas y yo, en vez de entenderlas como pruebas, las he entendido como obstáculos insalvables. O no, creo que me he olvidado de que esa era mi gran propósito, y punto. La rutina ha hecho que lo olvide. "Devolver el libro a la biblioteca antes de que venza el préstamo", "terminar la memoria de Arte a tiempo", "pasarme por Woman Secret a usar el cheque-regalo"... esos se han convertido en propósitos a un plazo muchísimo más corto, pero más urgente, aparentemente.
Y me he olvidado de que yo también quería cambiar el mundo.
No sé si esa chica leerá esto, pero quiero darle las gracias por recordarme cuál era mi Historia Personal.
Gracias, Esther. Ya sabes: "cuando deseas algo con fuerza..."
3 comentarios:
No eres la única persona a la que le impactó... por cierto, ya me he puesto a buscar ese libro como loco en mi casa...
Yo no creo que "cambiar el mundo" sea posible.
Creo que se puede "hacer historia" si se descubre algo importante o se gana el premio Nobel. Pero eso no significa nada, solo ser famoso durante un tiempo y luego pasar a formar parte de los libros.
Así que eso tiene que darte igual, porque aunque no te des cuenta SEGURO que has "cambiado el mundo" de muchas personas.
PD: yo también leí el Alquimista y en su momento me gustó, pero cuando vi una entrevista de Paulo Coelho, con toda la cara de chuloputas...cayó el mito. PUAH!
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