domingo, 19 de octubre de 2008

La vida tiene sus fases...

El mes que viene cumplo 20 años. Recuerdo que cuando era niña y jugaba a ser mayor, a tener vida y casa propia, a ser una mujer, pensaba que tenía 16 años.

Cuando llegué a los 12 y vi lo cercanos que eran los 16, me reía, pero pensaba que a los 18, aunque no fuera una persona independiente al completo, sí sería libre, y Mayor.

Y ahora voy a cumplir 20 y me sigo viendo igual que la niña que jugaba a llevar una casa. No hubo ningún día en el que me levantara de un salto y dijera: "hoy ya soy mayor". ¿Cuándo se produce el cambio? ¿Se ha producido ya? ¿Cuándo, qué año, qué día, en qué instante dejé de ser una niña?

Hace dos noches, mi prima Carmen estuvo en casa jugando con cosas de cuando mis hermanas y yo éramos pequeñas. Sacó muñecos y juguetes de los que me había olvidado completamente. Había olvidado como olían los ponys, por ejemplo, y el simple hecho de volver a olerlos despertó mil recuerdos más.

A lo mejor me hice mayor en el momento en que tuve que olvidar todas esas cosas, esos olores, mis muñecas y los juegos a los que jugaba para dejar sitio a los phrasal verbs, a la toma de Constantinopla, al passato remoto, a la cosmología de Aristóteles y a la teoría de la equivalencia dinámica.

Me gusta crecer, evolucionar, ver que aprendo cosas nuevas y que soy cosas nuevas, pero a la vez me da nostalgia ver el precio que hay que pagar.

Ellos han dado música a estos pensamientos.

El canto del loco - Peter Pan

3 comentarios:

Bruno Marvizón dijo...

La cuestión es que, en cierta medida, seguimos siendo niños pues la esencia del alma sigue siendo la misma. Lo que ocurre es que las obligaciones, las responsabilidades, en una palabra, el día a día y la experiencia vivida, hacen que vayamos alcanzando la llamada "madurez".

La "pena" es que uno se da cuenta de que la vida ha pasado cuando vemos que llega el tiempo futuro que muchas veces anhelamos que llegue y, con esto, no somos conscientes de que vamos perdiendo nuestro verdadera riqueza acumulada, que es el pasado. El pasado es nuestro; con sus cosas buenas y las malas. El presente, como continuo que es, se "está haciendo". El futuro, aunque en gran parte está en nuestras manos, sólo está en manos de Dios (algunos lo llaman "destino") y, por lo tanto, ¿nos pertenece? En parte sí. Pero..."ni sí ni no, sino todo lo contrario" .

Y muy cierto: la vida tiene sus fases las cuales algunas de ellas las repetimos.

Otro día hablaremos de "la reencarnación instantánea que se produce en cada suspiro, generación espontánea y los vericuetos de la vida ante las cornadas que da" Que me resulta más interesante que las reuniones con Al Gore :-)

http://portalero.blogspot.com

Maku dijo...

Iba a decirte que, entre esto y lo de la Papaú-Mau-Mau estamos últimamente super nostálgicas (y que veía un gatito y un conejo)

... pero mejor no digo nada.

xD

Juanan dijo...

¡Qué vergüenza! Sí que ha cambiado tu blog desde la última vez que entré. Me da un apuro... prometo pasarme mucho más a menudo.

A ti te queda un mes para que se te acaben los dedos para contar los añitos (contando con los de los pies, claro). A mí, 8 meses si no me equivoco. Nos hacemos viejos... ¡no! Crecemos.